sábado, 8 de diciembre de 2007

INDÓMITO.

Esta escultura es un elogio a la ebeldía y a la enorme fuerza de la juventud.
La joven rebeldía de uno de mis hijos, consiguió que mantuviese la mirada, a través del cristal de mi ventana, fija en la estación de trenes durante innumerables, largos y oscuros atardeceres de fríos días de invierno, con desasosiego por la tardanza en el retorno de su particular desafío con las indómitas olas del mar.
Tantas y tan largas y ansiosas tardes me llevaron a perpetuar en un tronco de madera, el recuerdo de una joven rebeldía que alimente su ego y no podrá repetir jamás.
Su imagen sobre la tabla, en claro intento de dominar la furia de la ola en uno de sus bonitos y difíciles lances, serán notario de su rebeldía si algún día se encuentra con la mirada fija en el destino tras los cristales de la particular ventana de su vida.

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